Miles de personas conviven con niveles altos de colesterol sin ser conscientes de ello, en gran parte por los mitos que todavía circulan sobre esta condición, según advirtieron especialistas en nutrición a la revista EatingWell. La falta de información confiable dificulta tanto la prevención como el abordaje adecuado de este trastorno. Esta situación genera un riesgo silencioso que puede pasar desapercibido durante años.
Alimentación consciente: los especialistas afirman que los buenos hábitos duran para siempreEn Estados Unidos, más de 25 millones de adultos presentan colesterol elevado, pero gran parte de lo que se cree popularmente sobre sus causas y tratamientos resulta inexacto. Estas ideas erróneas no solo confunden, sino que también pueden aumentar el riesgo de complicaciones cardiovasculares. Frente a ello, nutricionistas identificaron seis creencias comunes y brindaron pautas prácticas para mantener los niveles bajo control.
Seis mitos sobre el colesterol que ponen en peligro la salud
1. El colesterol de los alimentos no es el mayor culpable
Una creencia extendida es que el colesterol presente en lo que comemos es el principal responsable de los valores elevados en sangre. Durante décadas se aconsejó limitar huevos y otros alimentos ricos en colesterol, pero estudios recientes demostraron que su influencia es mucho menor de lo que se pensaba.
Marissa Beck, nutricionista registrada, explicó a EatingWell que son las grasas saturadas y trans las que tienen un mayor impacto en el aumento del colesterol LDL, conocido como “malo”, en comparación con el colesterol que proviene de la dieta. Por eso recomendó reducir carnes grasas y lácteos enteros, y priorizar fuentes de grasas saludables como frutos secos, semillas, paltas y pescados grasos.
2. La alimentación no lo es todo
Otro mito común es que basta con mejorar la dieta para normalizar el colesterol. Si bien los cambios alimentarios son esenciales, Patricia Kolesa, nutricionista registrada, aclaró que el nivel de colesterol también depende de la genética, el descanso, el manejo del estrés y la actividad física, además de lo que se come. Según la especialista, lo más efectivo es establecer objetivos alcanzables que incluyan mejorar la calidad del sueño, realizar ejercicio con regularidad y aplicar estrategias de control del estrés, acompañados de una alimentación equilibrada. Así, se aborda el problema de manera integral.
3. No todas las grasas son dañinas
La idea de que se deben eliminar todas las grasas de la dieta es incorrecta. Carly Hart, experta en nutrición, remarcó que existen distintos tipos: mientras que las saturadas y trans elevan el colesterol, las insaturadas resultan protectoras para la salud.
Frutos secos, semillas, palta y pescados azules aportan grasas insaturadas que ayudan a incrementar el colesterol HDL (“bueno”) y reducir el LDL (“malo”), disminuyendo el riesgo de enfermedades cardíacas. Hart aconsejó reemplazar grasas saturadas por insaturadas en la vida cotidiana para obtener mejores resultados.
4. El colesterol alto suele ser silencioso
Se suele creer que el colesterol elevado provoca síntomas evidentes, pero en la mayoría de los casos no se manifiesta de forma clara. Solo en situaciones extremas pueden aparecer depósitos grasos visibles cerca de los párpados llamados xantelasmas. Por esa razón, especialistas insisten en la importancia de los chequeos médicos regulares. Estos estudios permiten detectar a tiempo el colesterol alto y tratarlo antes de que provoque complicaciones mayores.
5. No depende únicamente del peso
El peso corporal no es un indicador confiable para determinar el riesgo de colesterol. Mandy Willig, doctora en nutrición, subrayó que cualquier persona puede presentar valores elevados, sin importar su complexión física, ya que influyen otros factores como la herencia genética y los antecedentes familiares. Willig recomendó que todos los adultos a partir de los 20 años se realicen análisis de colesterol cada cinco años, o con mayor frecuencia si tienen predisposición a enfermedades cardíacas o diabetes. Este seguimiento periódico ayuda a detectar problemas de manera temprana.
6. No es un problema exclusivo de los mayores
Existe también la falsa idea de que el colesterol solo debe preocupar en la vejez. Alexandria Hardy, nutricionista licenciada, advirtió que esta condición puede aparecer incluso en la infancia, sobre todo en quienes tienen antecedentes familiares de enfermedades cardíacas.
Para prevenirlo, la especialista sugiere promover desde edades tempranas una alimentación rica en fibra, baja en grasas saturadas y azúcares, junto con actividad física regular. Ejercicios simples como correr, saltar o practicar deportes ayudan a mantener niveles saludables de colesterol desde la juventud.